Después otros dibujos de la realidad se sumarían a ese primer dibujo, quizá un niño o una oveja o una montaña. Con este conjunto de pictogramas dejaba registrado las andaduras de la comunidad.
Estos pictogramas evolucionaron ampliando su significación; el sol empezaría a denotar conceptos como calor o día, el niño evocaba ternura, niñez, ingenuidad... Pasado el tiempo, estos pictogramas pasarían a tener valor como unidades fonéticas, como meros sonidos del habla abandonando su primigenio origen.
Esos trazos, vagos recuerdos del dibujo que una vez fueron, se han convertido en una abstracción, en sonidos que se lleva el viento; pero pervive el hecho que los vio nacer:
que las palabras no se las lleve el viento y
como yo ahora estoy haciendo,
escribirlas y que sigan viviendo.....
1 comment:
Muy bonito!!!! si señor.
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